Sueles caer en trampas que te atrapan y muchas veces te ciegan...
Y allí, parado en medio de la vida, como en una encrucijada sin salida, miras a tu alrededor y ves pasar tu vida.
La vida pasa en cámara rápida, las personas pasan por delante y no se detienen, los momentos fugazmente se dispersan, los recuerdos nublan tu mente y allí te encuentras, estancada, parada, inerte, como una estatua fría y sin rumbo...
Y aquellas ganas de saltar al abismo, de arriesgarse a dar ese pequeño pero enorme paso, a atreverse a mirar más allá, a vivir tus sueños, vivir tu vida; nuevamente te detienes, te paralizas, te quedas parado en medio de la vida.
El temor te invade y te deja chiquito, sin respuestas, lleno de incertidumbre y aquellas ganas de gritar fuerte, de sacar del pecho ese temor y ahogarse en lágrimas que fluyen lentamente.
Otra vez esa sensación, esas ganas de gritar, huir y esperar que un eco misterioso resuelva tus preguntas, que en un abrir de ojos, como arte de magia tu vida quede plenamente solucionada.
Miedo a lo desconocido, miedo a animarse, a soltarse, a ser quien sos...
Patéticos sentimientos que anulan la mente, que enroscan tu corazón, confusiones baratas y egoístas, atracciones de mala calidad, momentos sin ganancia, personas que te quitan la esperanza y te dejan sin fuerzas, producto de tu malestar emocional.
Y te preguntas qué camino tomar, tal vez simplemente aclarar tu alma, ser sincero y dejar de dar, dejar de brindar y abrir tu corazón.
Quizás es momento de egoísmo, de encuentro puro e interno, ser honestos y regalarnos cada minuto de nuestras vidas.
Luchar y elegir lo que verdaderamente queremos vivir...
Fuente: Pao Renna (Made in Mendoza)
http://paorenna.blogspot.com
Excelente!!!
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